Bodas Don Julio

Brindis nupcial: cómo una Paloma puede transformar el día de tu boda

De los Premios Goya al Castillo de Batres: así es el cóctel que está revolucionando el “sí quiero”

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Ha estado presente en los Laureus, los Goya e incluso los Latin Grammy, servida por algunos de los mejores bartenders del país como Borja Insa, pero la Paloma no es solo un icono elitista para alfombras rojas: también es capaz de convertir tus celebraciones privadas en momentos únicos.

26 de septiembre. Castillo de Batres. La fortaleza renacentista aparece al final de un camino de cipreses centenarios. No es casualidad que este espacio señorial, a 40 minutos de Madrid, se haya convertido en uno de los destinos nupciales más codiciados del momento, elegido recientemente para los enlaces, por ejemplo, del actor Jaime Lorente o la influencer Rocío Camacho.

Los protagonistas de hoy son igual de importantes, aunque más anónimos. Acompañamos en su boda a Eder y Judit, pareja vasco-andaluza que ha decidido planificar su gran día con toques muy originales. Y entre sus ideas estrella: una espectacular barra de Palomas de la mano de The Bar.

“Eder y yo nos conocimos en el viaje de fin de carrera en Cancún –explica Judit–, y allí descubrimos las Palomas. Nos encantó ese sabor tan fresco y alegre que nos recordaba al espíritu mexicano. Desde entonces se convirtió en nuestro cóctel favorito, así que no podía faltar en un día tan especial para nosotros”.

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Sushi, jamón, Palomas

La ceremonia transcurre en el interior del castillo, donde Garcilaso de la Vega compuso algunos de sus mejores versos. Y al salir a los jardines, la puesta en escena es espectacular.

Medems Catering ha desplegado su artillería gastronómica: preside una mesa de sushi de cinco metros con sushiman incluido –capricho personal de Judit, fanática confesa de la cocina japonesa–, mientras en otro rincón, un cortador de jamón trabaja con precisión quirúrgica.

Pero la verdadera protagonista espera junto al escenario musical, donde la talentosa banda La Repera versiona clásicos de los 70 y 80, y no es ni más ni menos que una barra de Palomas, convertida de golpe en el centro de la fiesta.

"La ubicación es clave", nos explica uno de los bartenders de The Bar mientras prepara este icónico trago. "No es solo servir un cóctel, es crear un brindis que los invitados recordarán siempre".

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Brindis internacional

Los invitados extranjeros son los primeros en rendirse al cóctel nacional mexicano. Un grupo de italianos brinda entusiasmado y unos amigos llegados desde Ámsterdam piden su segunda ronda. "Los de fuera son los que más lo están disfrutando", explica el maestro de ceremonias, amigo de la novia, mientras los españoles empiezan a animarse contagiados.

"¿Sabéis que lleva la Paloma?", le preguntamos entonces a los de aquí. Y algunos aciertan, quizá repitiendo la explicación recibida por los bartenders: "Tequila, soda de pomelo, zumo de lima...", dicen.

La Repera ataca con "Devuélveme a mi chica" de Hombres G y la pista se llena. Entre canción y canción, todos circulan junto a la barra, creando un flujo natural que mantiene la energía alta. Uno de los tíos de Eder se acerca con curiosidad y acaba convertido en el embajador no oficial de las Palomas. "¡Tienes que probar esto!”, le repite a cada persona que pasa cerca, “¡no sabe a tequila!"

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La cena

Es la hora del banquete. Ascendemos la escalinata hasta el interior del castillo, donde Judit aparece con su cambio de vestido –de clásico a brillante–. Allí los novios reciben una botella personalizada de Don Julio 1942, el tequila de lujo con el que están a punto de realizar el brindis más importante de sus vidas.

Una vez todos sentados y con las copas en alto, comienza el desfile gastronómico. Proezas como el cochinillo asado en tartar con chips de patata dejan claro que Medems no ha dejado nada a la improvisación. Y el momento más emotivo se produce con el reparto de ramos por parte de la novia, que arranca las lágrimas a más de uno.

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La fiesta: pizza, neones y un baile para la historia

La transformación del espacio ceremonial en pista de baile es digna de un montaje teatral. Un pizzero con horno portátil sirve porciones recién hechas –genialidad absoluta para la recena–, mientras el photocall no para de funcionar.

El momento cumbre llega con el baile nupcial. "Te regalo" de Carla Morrison suena mientras Judit baila primero con su padre y después con Eder en una coreografía perfectamente ensayada que confirma la nueva tendencia: contratar coreógrafos profesionales para el gran momento.

Entonces estalla la hora loca: neones, megatrón y toda la parafernalia festiva, pero siempre con la barra de Palomas como el punto de referencia al que todos vuelven para brindar por los novios, por el amor y por la vida.

Hablamos con ellos unas semanas más tarde, al regresar de su Luna de Miel. Judit confiesa: “Nuestro momento favorito de la boda fue al final, después de estar con todo el mundo, cuando por fin pudimos disfrutar tranquilos de una Paloma y brindar por el día que acabábamos de vivir. Fue un momento muy nuestro, relajado y feliz”.

La propuesta de The Bar con sus servicios de coctelería premium demuestra que el factor líquido, en este caso La Paloma, puede ser el hilo conductor perfecto de una celebración, desde el cóctel de bienvenida hasta el último brindis de la madrugada...

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