Picalagartos: El rooftop que revoluciona el ‘Broadway madrileño’
Entrada señorial. Ascensor express. Algunas experiencias gastronómicas incluyen su propio ritual de elevación. Así es Picalagartos, el restaurante madrileño con Sky Bar cuyo placer se extiende más allá de la mesa.
Lujo panorámico
Lunes a mediodía. ¿Primera misión? Alcanzar la octava planta, confirmar la reserva en su elegante mostrador y, acto seguido, dejar atrás su salón interior y conquistar la mesa al aire libre.
En su terraza panorámica, a modo de atalaya, se escenifican los almuerzos y cenas, y resulta imposible no rendirse a las vistas. Frente a nosotros, una maraña de inmuebles gigantescos desde Montera hasta la Plaza de Callao, con el famoso edificio Capitol enmarcado al fondo.
Abajo, a pie de calle, el bullicio de gente no revela ni un ruido. La escena tiene algo de coreografía perezosa, muda; y se convierte en fotoensayo al sacar móvil y convertirnos en paparazis.
El camarero, con chaquetilla impecable y bandeja en mano, esquiva a un par de clientes y toma nuestra orden. Lo primero en llegar son unas gildas: aceituna gordal, cebolleta, piparra, anchoa del Cantábrico, y como toque final, un exquisito huevo de codorniz.
Más tarde nos sirven un plato de coquinas –con su irresistible salsa “Jerez chili garlic”– y un tartar de atún rojo, con yema, trufa y vinagreta de ajetes. “El atún es Gadira, de Barbate”, explica el camarero, y sea como sea, esas palabras cobran sentido, también, en el paladar.
Los platos principales tampoco se hacen esperar: calamar al carbón, chuleta de lomo bajo y rape a la bilbaína con patatas panaderas. En los tres casos. los aromas del horno Josper son casi inmediatos, con matices característicos de carbón vegetal... y pasados los primeros instantes de degustación, vuelven las palabras a la mesa.
Es lo que tienen las experiencias deliciosas: que puedes comentarlas sin rastro de inhibición.
Alma literaria
Inaugurado en mayo de 2018 por Azotea Grupo, Picalagartos se eleva desde los niveles más altos del Hotel NH Collection Gran Vía: el restaurante en la octava planta y el Sky Bar en la novena.
Este edificio neobarroco, que data de 1918, fue diseñado por los arquitectos Julio Martínez Zapata y José López Sallaberry, y se convirtió desde su origen en todo un símbolo de la expansión de la Gran Vía.
Ubicado estratégicamente junto a los principales teatros, musicales y zonas de compras de la capital, Picalagartos presume de autenticidad y encanto histórico. Su nombre rinde homenaje la taberna de la obra "Luces de Bohemia" de Ramón del Valle-Inclán, evocando el Madrid de antaño y conectando el presente con su legado cultural.
Diseño y elegancia
Más que un lujoso mirador sobre el centro de la ciudad, Picalagartos es un viaje sensorial a través de experiencias y ambientes únicos. Con capacidad para 150 comensales, su restaurante ofrece varias terrazas y una elegante barra, además del Cardhu Scotch House, bar especializado en los mejores whiskies de malta y blends escoceses.
El interiorismo, obra del estudio madrileño TBC de Mercedes Isasa, captura la esencia del Madrid de mediados del siglo XX con una cuidada selección de mobiliario y tonos sobrios en grises y azules.
Inspirado en el estilo neoplateresco, su diseño cobra vida a través de materiales nobles como la piedra, la madera y la forja, combinados con juegos de luz y sombras que crean un ambiente íntimo y cinematográfico.
Por su parte, el Sky Bar es la joya de la azotea, y ofrece 360º de vistas sobre algunos de los lugares más icónicos de Madrid como el Palacio Real y la Plaza Mayor. Este espacio se divide en áreas distintivas –La Modernista, La Popular, La Bohemia, El Zaguán y La Estrella–, cada una con su propio carácter, estilo y mobiliario tan diverso como taburetes para tomar un vermut o amplios sofás perfectos para cenas relajadas con amigos.
También cuenta con el Tanqueray Sky Garden, un jardín urbano diseñado por la artista Lulú Figueroa y la actriz Isabelle Junot que invita a los visitantes a disfrutar de un aire más puro y fresco en pleno centro de Madrid.
Menú neo-castizo
En Picalagartos, la experiencia gastronómica combina materia prima excelsa y sofisticación, todo con un enfoque muy castizo. Su chef ejecutivo, Manuel Berganza, fogueado profesionalmente en templos como Alinea y El Poblet, pone en valor los sabores auténticos. “Queremos que gocéis en nuestra casa, a salvo del mundanal ruido, porque como se decía en la obra de Valle-Inclán, ya el mundo es un esperpento”, comenta.
Su cocina fusiona técnicas tradicionales con un toque moderno en platos como el brioche tostado de carabinero y yema de huevo, los torreznos de Soria crujientes con chimichurri. En cuanto a sus famosas croquetas de jamón ibérico, cremosas y llenas de sabor, son una excelente forma de ir abriendo boca...
Mezclar es de valientes
La propuesta líquida corre a cargo del bartender Luca Anastasio, famoso por su enfoque innovador y elegante y con una trayectoria de casi dos décadas brillando en el sector.
Entre sus tragos estrella destacan su Paloma con Tequila Don Julio Blanco, zumo de lima, refresco de pomelo y tajín clásico, y el Spicy Moscow Mule, con Vodka Cîroc y licor de pimienta jamaicana, que crean un espíritu lúdico y sabroso para cualquier encuentro en su restaurante o su Sky Bar. "Cada creación es un capítulo de mi vida que expresa amor, cultura, extravagancia, dulzura, elegancia, arte…", explica Anastasio.
Fiestas VIP
Tras una radiografía como esta resulta muy sencillo imaginar por qué Picalagartos es el escenario predilecto de las fiestas más exclusivas de Madrid, y el hábitat natural de marcas prestigiosas, celebrities e influencers.
Un buen ejemplo de ello lo vivimos recientemente en la puesta de largo del tequila Don Julio Rosado, que recibió una bienvenida irrepetible en su Sky Bar.
El evento desbordó elegancia y sofisticación, con un dress code en tonos rosados y música cubana estilo chill. Los invitados disfrutamos de detalles únicos como un stand de algodón de azúcar o una impresionante escultura de hielo diseñada para mantener el tequila a su temperatura perfecta. Y eso sin olvidar los ritmos de un DJ hasta altas horas de la noche y su espectáculo de un “escupe fuego”, que puso la nota ardiente de la velada.
En definitiva, Picalagartos es la definición del lujo madrileño, perfecto para desconectar, deleitarse y sentirse en la cima del mundo, literalmente.
Nos gusta...
Sus exclusivas noches temáticas con DJ.
Sus vistas sobre los tejados de la Gran Vía, como un paréntesis entre lo divino y lo humano.
La variedad de rincones del Sky Bar, como La Estrella, perfecto para una cita romántica.
Nos encanta...
Su jardín urbano, que ofrece un respiro necesario en medio de la ciudad.
La posibilidad de pasar del restaurante al Sky Bar, disfrutando de ambientes diferentes en una sola visita.
Las innovadoras mezclas de uno de los grandes de la coctelería en España: Luca Anastasio.
Nos vuelve locos...
La magia histórica que respira su edificio de 1918.
Su rape a la bilbaína con patatas panaderas: alta gastronomía tradicional.
Sus fiestas VIP, como la que vivimos recientemente para la presentación del exclusivo tequila Don Julio Rosado.
Picalagartos
Hotel NH Collection Madrid Gran Vía. Gran Vía, 21, Centro, 28013 Madrid
Restaurante: 45 euros/persona aprox. Precio de los cócteles: 10 (sin alcohol) a 14 euros.
www.picalagartos.com
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