Paco León: “Si los malos celebrasen un poco, el mundo cambiaría por completo” 

La escena tiene lugar en una espectacular casa de campo en Torrelodones, a solo 20 minutos de Madrid, donde se dispone a celebrar su 50 cumpleaños. “Hemos empezado con una barbacoa familiar y ahora nos estamos vistiendo todos juntos. En unos minutos llegarán todos mis amigos, y cumpliré ese sueño de juntar a la familia de sangre con la de saliva”, confiesa.

Nuestra conversación, a escasos metros de una de las barras de The Bar –servicio elegido por el actor para la alta coctelería de la fiesta– gira en torno a su pasión por celebrar y a su legendaria fama de perfecto anfitrión. Tras los segundos iniciales, se echa la mano al cuello, impaciente, y repite intranquilo: “¿Qué son estas gotas?” 

Pregunta. Háblanos de tu costumbre de celebrar tus cumpleaños únicamente de cinco en cinco.

Respuesta. Si te soy sincero, cuantos más años cumplo más necesidad tengo de celebrarlos más seguidos. Me vuelve loco juntarme con mi gente y pasarlo bien: cualquier ocasión es buena. Incluso he llegado a pensar que hago películas solo para poder organizar las fiestas de los estrenos [sonríe].

P. Para ti los 50 son los nuevos...

R. Los nuevos 30, aunque estoy convencido de que en cada uno de nosotros conviven personas de distintas edades. Yo, por ejemplo, soy como un niño de 5 años para algunas cosas, mientras que para otras me siento como si tuviera 60. Y, aunque físicamente cumplo 50, mi energía es mucho más joven.

P. ¿Recuerdas el momento en el que te hiciste adulto?

R. La verdad es que no... Supongo que todavía no he llegado a esa fase [risas].

P. ¿Eres el tipo de anfitrión que lo mide todo al detalle?

R. Sí. Las fiestas hay que prepararlas a conciencia, y después, al igual que sucede con las películas –e incluso con los hijos–, hay que dejar que fluyan y que pase lo que tenga que pasar.

P. ¿Recuerdas alguna fiesta desastrosa?

R. No. Recuerdo muchas fiestas memorables como la del estreno de Arde Madrid. Fue espectacular, y también la mejor manera de comunicar una serie que hablaba precisamente de eso, de la fiesta en el amplio sentido de la palabra.

“En las buenas fiestas se produce una alquimia que crea vínculos para toda la vida”. 

P. ¿Qué ingredientes son imprescindibles en una buena celebración?

R. Como en cualquier buen ritual –no solo de Occidente sino de toda la historia de la humanidad– se necesita comida, bebida, música y factor humano... Con todo ello surge una alquimia muy rara. En ocasiones no sale bien, pero cuando funciona, los vínculos que se crean son para toda la vida.

Paco León lleva un traje circense. Se abre la chaqueta por las solapas y dice: “Esta es una camisa de Carlota Barrera que, curiosamente, ya viene rajada por los lados y encaja con ese espíritu flamenco de rasgarse la ropa [Sonríe]”. Acto seguido, añade más detalles sobre la puesta en escena: “Por mi 50 cumpleaños me apetecía crear este homenaje al brillo y la etnia gitana. Yo he convivido muchísimo con gitanos, y para esta fiesta he querido inspirarme en su cultura, desde el respeto total y con esa sensación de wannabe gipsy”.

P. ¿Cuál es el último regalo que te han hecho?

R. Hace solo un ratito, una mochila de Prada.

P. ¿Y el último que has hecho?

R. Un bolso que le he regalado a la China [su hermana María León] para venir a la fiesta y que vaya muy guapa. 

“En unos meses se cumplen 20 años del principio de Aída. Estoy trabajando en un revival que contará la parte más desconocida de la serie”. 

P. Me han dicho eres un loco del tequila y especialmente de Don Julio. ¿De dónde te viene esa pasión?

R. De haber vivido mucho en México. Ahí me enamoré del tequila y también del mezcal. Mi forma favorita de tomarme un Don Julio es en las rocas, con agua o solo.

P. ¿Cuál es el último bar o restaurante que te ha cautivado?

R. Uno que me he traído a esta fiesta: Rambal [Calle de Lavapiés, 6. Madrid], de Narciso Rambal, un chef muy loco e increíble que ha querido rescatar el folclore gastronómico y ofrece un menú que no te puedes creer... Todo es muy sencillo: ensaladas, cuchareo, un rancho increíble. Me gusta tanto que hoy está aquí con nosotros sirviendo el catering. Es de verdad uno de los sitios más especiales en los que he estado jamás...

P. En mayo de 2022 te convertiste en referente de una nueva manera de celebrar más saludable al protagonizar el anuncio televisivo de Tanqueray 0.0.

R. Sí, aquel anuncio fue muy divertido y quedó increíble. Esas piruetas del spot me las inventé yo en el último momento... [Risas]. La moderación es importante incluso en las grandes celebraciones. Yo antes de cada fiesta me acuerdo de las palabras de Lola Flores, que es como una evangelista más. Ella hablaba del “método”. Para todo hay que tener un método, incluso para beber. Debes medir muy bien las cantidades, no mezclar, tomar agua a cada rato... Ese es mi credo.

P. ¿Quién es el invitado estrella de tus fiestas, al que siempre llamas primero?

R. A Estrella [se refiere a Fernando La Estrella, referente del colectivo LGTBIQ+ fallecido en 2023]. Es un amigo que murió... Él era el gran invitado de todas las fiestas. [Se le quiebra la voz y durante unos segundos deja correr algunas lágrimas]. Esta noche le voy a echar muchísimo de menos. 

P. En unos meses se cumplen 20 años del principio de la mítica serie Aída, ¿cómo cambió el Luisma a Paco?

R. Pues cambiamos juntos, porque la serie duró diez años y de repente crecimos a la vez y nos pusimos viejos. Ahora vamos a hacer un revival: estoy trabajando en el proyecto, y va a ser un regreso a esos personajes y a nosotros. Vamos a contar un poco la parte más desconocida de la serie.

P. ¿Tienes hoy más claro que cuando empezaste para qué sirve eso de ser actor y director?

R. Me encantaría decirte que sí, pero cada vez estoy un poco más perdido. Después de cinco películas como director y muchas otras como actor, sigo en la casilla de salida. Con mi última película, Rainbow, no sucedió lo que queríamos. Tuvo mucho de fracaso. Fue un aprendizaje, pero también un descoloque y una pérdida de inocencia total. Cuando crees que por fin has aprendido algo, te toca volver a empezar de cero. 

“Siento que España sí está haciendo avances en temas de diversidad. La campaña Orgullo de Pueblo de J&B es impresionante. Es fundamental que las marcas utilicen su poder a favor de la sociedad”. 

P. A través de tus películas y tu vida personal, siempre has sido un ejemplo de libertad y modernidad. ¿Cómo ves España en términos de diversidad? ¿Crees que estamos haciendo avances?

R. Sí. Lo noto especialmente cuando viajo al extranjero y compruebo que estamos más adelantados que la mayoría de los países en términos de visibilidad. Y aunque nos sigue faltando lo más grande, siento que en España tenemos voluntad de cambio.

P. ¿Qué te parecen iniciativas como Orgullo de Pueblo, de J&B, que por tercer año consecutivo ha llevado la celebración del Orgullo por los pueblos de España?

R. Conozco la iniciativa. Precisamente Fernando La Estrella fue uno de sus protagonistas y quien mejor encarnaba esa filosofía... Se trata de una campaña impresionante. Pienso que las marcas como J&B son responsables de actuar como motor de cambio y utilizar su poder a favor de la sociedad.

P. En tiempos convulsos como estos, ¿con quién te negarías a celebrar?

R. ¿Sinceramente? Con nadie. No vetaría a nadie, al revés. Si los malos celebrasen un poco, el mundo cambiaría por completo. Yo las fiestas se las recomiendo a todos: especialmente a ellos, que son gente amargada... Les ayudaría a entender que existen más motivos para unirse que para pelearse...

A nuestras espaldas se escucha una voz femenina. “Esta mujer estuvo en los Óscar”, dice Paco León al presentar a Sandra Hermida, productora de películas como La sociedad de la nieve. “Yo estoy aquí por y para él”, responde ella luciendo un impresionante look de brillos plateados. Paco León mira el reloj. El Cabify de Arturo Valls está a punto de llegar; Carmen Machi susurra algo, como compartiendo secretos. María León e Inma Cuesta posan frente a la cámara con aire de prestidigitadoras. Luego aparece un autobús, y un ejército de invitados con mucho bling bling avanza lentamente hacia la casa como si fuera un grupo de majorettes, ocupando todo el ancho del camino. La fiesta ha comenzado. ¡Felices 50!