Raquel Sánchez Silva

Raquel Sánchez Silva: “Lo importante no es la edad, sino las personas que están contigo” 

La icónica presentadora charla con The Bar sobre la fuerza de la amistad, sus 30 años en televisión y el significado de cumplir 52 años 

Raquel Sánchez Silva

Raquel Sánchez Silva no sabe ser austera en las interacciones humanas. Y es de agradecer. La presentadora de programas como Maestros de la Costura o Supervivientes nos cita por videollamada y deja correr el reloj de forma ilimitada mientras se somete a nuestro interrogatorio.

Ella lo llama conexión. “Lo que más me engancha de mi trabajo es cuando la comunicación funciona, fluye, como ahora contigo”. Una apertura que se percibe desde el primer momento. “Cuando tú quieras: estoy aquí para ti”, dice.

El motivo de nuestra entrevista es su 52 cumpleaños, que celebrará dentro de unos días con el servicio de bartender de The Bar. Durante la charla salen a relucir anécdotas sobre su pasión como anfitriona y sus 30 años de trayectoria televisiva, y poco a poco se refuerza la sensación de que Raquel Sánchez Silva posee un don adicional: hacernos creer que es completamente normal.

“Mis cumpleaños son un homenaje a la amistad y a la alegría de estar juntos”. 

“Mis cumpleaños son un homenaje a la amistad y a la alegría de estar juntos”. 
Pregunta. ¿Qué importancia le das a celebrar?

Respuesta.
Máxima. Incluso de niña mis compañeros de clase querían venir siempre a mis cumpleaños. Y hoy sigue siendo igual. Para mí, no se trata de cumplir 52, sino de reunirme con mi gente y valorar que estamos juntos. Mis cumpleaños son una forma de agradecer la suerte de estar tan bien acompañada.

P. Le amistad ocupa un lugar central en tu vida. 

R. Desde luego. Mi familia es la base, pero mis amigos tienen un papel salvador, sanador... Yo siempre digo que la verdadera amistad es en la que te llaman a las 3 de la mañana y te dicen: “Estoy en Australia, necesito que vengas” y ya no hay vuelta atrás. Compras el billete.

P. ¿Cuántos amigos de esos tienes?

R.
Seguramente más de 70. Si alguno de ellos me llamase, cogería ese avión.

P. ¿La fiesta de tu 50 cumpleaños fue más espectacular que la de los 52?

R.
No, para nada. Cada año va en aumento [risas].

P. Háblanos de alguna fiesta que te saliera desastrosamente mal. 

R. Ninguna. Las fiestas están para que ocurran cosas. Recuerdo un cumpleaños en el que una amiga se quedó encerrada en el cuarto de baño y tuvimos que derribar la puerta. En otra nos quedamos sin música. Pero no pasó nada. Lo único que podría arruinarme un cumpleaños es que algún invitado fuese infeliz en él.

P. ¿Qué es lo que hace únicas tus fiestas?

R.
 Que siempre pasa algo especial. Son encuentros llenos de energía y con personas muy interesantes de sectores completamente distintos. En ellas se han gestado grandes amistades, grandes amores, se han vivido grandes pasiones...
“Para mí, un buen cóctel transforma cualquier celebración en algo especial” 

Raquel Sánchez Silva

P. ¿Qué bebida representa mejor tu estilo como anfitriona?

R.
Sin duda, los cócteles. Me encanta su toque de sofisticación. También su factor sorpresa. Estoy en un momento en el que valoro mucho los detalles preparados con cariño, bonitos y, por supuesto, deliciosos. Para mí, un buen cóctel es capaz de transformar cualquier celebración en algo especial.

P. ¿Cuál es tu favorito?

R.
Yo diría que La Paloma con tequila Don Julio. Me encantan su frescura, su estética, con ese color tan llamativo, la sal en el borde del vaso.... Servirlo a las dos de la tarde, con el sol proyectándose a través del cristal, es algo único. Además, como cóctel de bienvenida nunca falla: es como hacerles un regalo a los invitados.

P. ¿Cómo encaja el servicio de coctelería y bartender para eventos de The Bar en una fiesta como la tuya? 
R. Es un regalo que me hago a mí misma y me permite cuidar cada detalle mientras yo me dedico, simplemente, a disfrutar. Como decía Paco León en su entrevista en The Bar, este servicio es similar a rodearte de cómplices. Ellos son quienes se ocupan de que todo esté perfecto.

P. 52 años... ¿Recuerdas el día en el que sentiste, de golpe, que te hacías adulta?

R.
Fue cuando me vine a Madrid a “probar suerte”. Tenía muy claro lo que quería conseguir, pero también tanto miedo... Venía de Plasencia, sin contactos, aquí no me conocía nadie... [Pasa unos instantes en silencio]. Para mí te haces adulto cuando tu vida cae en tus manos. Yo recuerdo pensar: “Nadie va a cruzar este puente por mí, nadie va a dar este salto, ha llegado la hora de ponerme al volante”.  

“La vida está en los momentos que no quieres perderte” 

Raquel Sánchez Silva

P. ¿Qué diferencia a la Raquel que dirige platós o concursa en programas con la que cena con amigas un viernes por la noche?

R.
Nada. [E insiste] Nada es nada ¿Es que no te das cuenta? [Risas] No puedo dejar de ser yo misma. Y es un alivio. Lorenzo Milá me dijo hace mil años: “No sirve de nada engañar a la gente... El público no es idiota, y solo quiere lo que es de verdad”.

P. ¿Cuál es el último regalo que te han hecho?

R.
Una gargantilla preciosa.

P. ¿Y el último regalo que has hecho?

R.
El libro de Un verdor terrible de Benjamín Labatut a mi amigo Lorenzo Caprile. Él y yo tenemos un verdadero romance entre vestidos y libros y más libros... Yo ahora mismo me estoy leyendo Maniac, del mismo escritor.

P. ¿Cómo te llevas con el paso del tiempo?

R.
La buena noticia es que todavía no he tenido que frenarme ante nada y decirme a mí misma: “Ya no puedes, Raquel”. La menos buena es que no siento que haya alcanzado esa serenidad que esperaba tener al llegar a los 52 años. Estoy tan revolucionada como cuando tenía 45: sin parar de hacer cosas, llenando, llenando, llenando. Siempre me he llevado mal con los vacíos.

P. ¿Te cuesta cumplir años?

R.
Para nada. Y eso que en 52 años ya me ha dado tiempo a vivir varias crisis mundiales, pero cada vez encuentro más paz en madurar y envejecer. El otro día escuchaba a Marisa Paredes en una entrevista maravillosa decir que la arruga es bella. Y aunque cada uno debe gestionar esa evolución como quiera y pueda, como sociedad no debemos hacer hoy con la edad lo que hicimos en el pasado con la delgadez... y es crear la exigencia de una supermujer inalcanzable.  

“El miedo nos sabotea, por eso me rodeo de personas más listas que yo”. 

Raquel Sánchez Silva

“Momentos” es una palabra clave en la vida de Raquel Sánchez Silva. También “recuerdos”. De repente, se reclina en su silla y con la mirada pensativa comparte: “Acabo de hacer un viaje con mi chico a Egipto, y aunque la primera mañana era de descanso, no pude renunciar a meterme en el Mar Rojo y bucear. Allí estaba yo, a 18 metros de profundidad, rodeada de corales espectaculares, cuando de repente el instructor me señaló algo: una anémona y dos peces payaso idénticos a los de Buscando a Nemo. Me quedé fascinada, pero entonces sentí que a mi espalda había algo aún más grande: una familia entera de delfines, ¡algo rarísimo de ver! En aquel momento no pude evitar preguntarme: ¿Y si no hubiera estado aquí hoy? Me habría perdido esto que recordaré toda mi vida”. Y concluye: “Vivo en busca de esos instantes únicos, de recuerdos lo que le da sentido a todo”.

A continuación, toma el teléfono en la mano y chasquea la lengua. “Todo bien”, dice. “Es que tengo una reunión en un rato precisamente para la fiesta, pero todavía tenemos tiempo”.

P. En unos meses cumples 30 años en televisión, ya que comenzaste en el 95 en Teleplasencia. ¿Hoy tienes más claro que entonces para qué sirve este trabajo?

R.
Sí, lo tengo clarísimo. Me hace muy feliz cuando la gente me para en la calle y me cuenta cómo disfrutó viendo el programa la noche anterior. “Qué divertido ayer cuando te vi, qué risa en el sofá”. Eso le da sentido a todo. Vivimos en una sociedad que pasa la mitad del tiempo enfadada, así que si logro que alguien se relaje, se ría o incluso se quede dormido mientras me ve, mi misión está cumplida.

“El público no es tonto, solo quiere autenticidad”
P. En la cotidianeidad de tu trabajo ¿cuál es tu momento más feliz?

R.
Cuando “ocurre la televisión”, como yo lo llamo. Más allá del guion que pueda tener un programa, hay momentos imprevisibles que llevan a situaciones mágicas. Recuerdo la final de Maestros de la Costura el año pasado: los dos finalistas, agotados, se tiraron al suelo. Yo llevaba un vestido enorme, como un balcón, y me uní a ellos. Hay una foto de los tres tumbados, muertos de la risa. En ese momento “ocurre la televisión”.

P. ¿Qué tiene que tener un proyecto para que digas que sí?

R. He dicho que “no” a muy pocas cosas. Cuando me proponen alguna cosa, llamo a amigos cercanos y les digo: “Me han ofrecido esto, pero ¿cómo voy a hacerlo?”. Su respuesta suele ser: “¿Cómo no vas a hacerlo?”. A veces el miedo nos sabotea, por eso es tan importante rodearte de gente querida que además es más lista que tú.

Raquel Sánchez Silva

P. ¿Cómo te llevas con el share?

R.
He pasado por todo. Desde presentar la gala de Supervivientes más vista de la historia, con medio país pendiente de Rosa Benito, hasta programas con apenas un 4%. Lo único que tengo claro es que ningún programa triunfa solo por tener un gran presentador. No somos tan determinantes. Esa perspectiva me ayuda a racionalizar el éxito y el fracaso. 

“El futuro femenino depende de la ilusión que generemos” 
 P. Parece que la televisión ha perdido en las últimas décadas parte de su poder frente a las redes. ¿Cómo has vivido tú ese cambio de roles?

R.
No estoy tan segura de que las redes le hayan quitado poder a la televisión. Llevo escuchando 15 años que la televisión va a desaparecer. Y aquí sigue. Igual que la radio. Además, aunque las redes ser herramientas muy potentes, también han demostrado que pueden ser muy disfuncionales si se usan mal, causando mucho dolor. En mi opinión, aún tienen que pasar un examen social.

P. ¿Cómo ves el futuro femenino?

R.
Para mí lo más importante es el debate que hay en torno a ese futuro, que parece mucho y en realidad es poco. Lo que suceda va a depender, desde luego, de las mujeres, pero también de la capacidad de generar ilusión y compromiso en toda la sociedad. Si logramos inspirar esa energía colectiva, podremos avanzar hacia un verdadero cambio.

Por último, le preguntamos si algo le quita el sueño. Responde entre risas: “¡Esta noche por ejemplo no he podido dormir pensando en mi cumpleaños!”. Vuelve a mirar el teléfono, esboza una sonrisa y confiesa: “Tengo abajo esperando a la organizadora de la fiesta”. Y se despide con energía: “¡Me meto en unos fregaos!”.

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