Sergio Gutiérrez, el bailarín que ha derrotado al sexilio
Tras una infancia marcada por el acoso, hoy se ha convertido en un referente LGTBIQ+ que brilla en escenarios como el WiZink y en acciones como Orgullo de Pueblo de J&B
Sergio Gutiérrez sonríe. Lo hace con fuerza en la barbilla, con una mezcla de alivio y sensación de poder. Pero no siempre fue así.
El joven frente a nosotros está curtido en piedra. Por dentro y por fuera. Nada que ver con el niño que sufrió un ensañamiento en su pueblo hasta verse obligado a mudarse a Madrid con 18 años.
Lo que Sergio no imaginaba es que, solo un lustro después, él mismo recorrería el camino inverso para llevar a las zonas rurales de España la celebración LGTBIQ+ de la mano de Orgullo de Pueblo de J&B.
Pero en 2024 su vida ha dado el giro definitivo. Un paso más hacia sí mismo. El mensaje que marca el antes y el después está en su cuenta de Instagram (@sergioggii), con fecha del 17 de julio. En la publicación, Sergio aparece vestido de marinero y con un ramo de flores, visiblemente emocionado. El texto dice: “Montehermoso [su pueblo). Ahora, después de unos días y haber procesado todo… Gracias. Puedo decir orgulloso que he cerrado el círculo. Me fui para poder ser y ahora he podido volver para que todxs vierais que lo conseguí. Gracias familia y gracias amigas, me salvasteis la vida.”
Le preguntamos por ello, por el mensaje. También por el significado de cerrar el círculo. Estamos sentados frente al escenario del Teatro Magno, en Madrid, y Sergio se emociona recordándolo. “Este verano celebramos por primera vez la fiesta del Orgullo en mi pueblo, que está en Cáceres, y me lo encargaron a mí, que lo organicé todo con mi productora. Fue una forma muy bonita de cerrar la herida y decir: por fin, ya está todo en paz”.
“Con 10 o 12 años me insultaban por mi orientación sexual, y yo ni siquiera sabía todavía que era gay”.
Pregunta. Háblanos de tu historia de sexilio.
Respuesta. [Tuerce el gesto] Siempre digo que tuve que irme de mi pueblo para poder ser. Y con eso también me refiero al plano profesional. Vine a Madrid “a estudiar fisioterapia”, así, entre comillas, porque en realidad mis objetivos eran otros. Es cierto que me saqué la carrera, pero yo lo que quería realmente era bailar.
P. ¿Fueron complicadas tu infancia y tu adolescencia?
R. Mucho. Y eso que nunca sufrí violencia física, pero sí mucha verbal, y acoso, todo muy en la sombra. No sé si recuerdas una red social llamada Ask, en la que podías preguntar cosas y la gente respondía anónimamente. En mi pueblo se inflaban conmigo. Con 10 o 12 años me insultaban por mi orientación sexual, y yo ni siquiera sabía todavía que era gay.
P. ¿Qué papel crees que ha jugado la valentía en tu vida?
R. A esa edad ninguna. Nunca me atreví a enfrentarme a ello. Me salvaron mis amigas, que jamás me dejaron solo.
P. ¿Qué le dirías hoy, tanto tiempo después, a ese niño pequeño al que se le hizo el mundo tan cuesta arriba?
R. Le animaría a tirar para adelante como hice, le diría que el destino le va a poner en su sitio y que años después le va a llegar todo. [De golpe, adopta un tono dulce y le habla a ese niño]. Va a costar, es cierto, vas a pasar muchas épocas oscuras de las que crees que no saldrás, pero luego te vendrán todas las recompensas.
“Desde la infancia, el baile fue mi manera de brillar”.
P. Has llegado a decir que tardaste 20 años en ser capaz de mostrarte como realmente eres. ¿Cómo te sentiste cuando al fin todo cuadró?
R. Muy aliviado. Lo más importante fue estar en paz, también, con mis padres. A ellos nunca les ha importado cómo soy, al contrario, pero les preocupaba mucho el tema profesional. Si estudié la carrera fue por ellos, pero no me sentí al 100% yo mismo hasta que me convertí en bailarín y ellos lo entendieron.
P. ¿Cuándo decidiste que querías dedicarte al baile?
R. Desde pequeño quería ser actor o bailarín, pero no fue hasta los 18 años cuando me apunté a unas clases en Alcorcón, al mudarme a Madrid. No considero esa etapa como de formación, pero me ayudó a perder la vergüenza. Empecé a formarme realmente después de la pandemia.
P. Eso quiere decir que llevas poco tiempo bailando. ¿Dirías que tienes un talento natural?
R. Hay cosas que son innatas... y creo que lo más importante es saber trabajar. La disciplina y el esfuerzo cuentan más que dar diez piruetas.
El Teatro Magno tiene más de un siglo de historia. Su escenario ha sido testigo del diálogo constante entre lo cultural y lo social, generando en ocasiones cambios muy sutiles, y otras veces brutales.
Ahora, cada sábado, se llena de vida con el Madrid Drag Brunch: un espectáculo vibrante que mezcla gastronomía, baile, comedia, acrobacias, lipsync y concursos, protagonizado por un elenco único de drag queens y bailarines, y con Sergio Gutiérrez en un papel protagonista.
Hoy, lunes, el espacio luce vacío. Solo estamos nosotros. Sergio, en el centro, va dando giros con pasión, mira a la cámara. Zas. Sus movimientos son fluidos y directos. También contundentes. Su cuerpo dice verdades como puños.
P. ¿Fue el baile, desde tu infancia, tu manera de expresar toda tu fuerza y brillar?
R. Totalmente. Recuerdo que, en las representaciones del instituto, a los 16, era donde más me esforzaba. Incluso en educación física, cuando había que preparar algún baile, ahí sacaba toda mi creatividad.
P. Hoy has explotado definitivamente. ¿Cómo ha sido este camino hacia el éxito?
R. Todo empezó cuando una drag queen me dio una oportunidad. A partir de ahí me vio otra persona, y luego otra, y fueron saliendo más trabajos. La clave ha sido el esfuerzo: ensayo muchísimo, sacrifico tiempo social, entreno en el gimnasio todos los días y cuido cada detalle. Me preparo tanto física como técnicamente para estar siempre a la altura.
“Las drag queens están infravaloradas: para mí están a la altura de Beyoncé”.
P. Háblanos de tus grandes éxitos. Este año te hemos visto bailando con Merche, Natalia, María Patiño...
R. Con Merche empecé sustituyendo a un bailarín. Un amigo me recomendó al coreógrafo, hice bien el trabajo y, poco después, me llamaron de nuevo para cubrir otro bolo. Esa vez ya fue para quedarme: me incorporé a su equipo durante varios meses, acompañándola en sus actuaciones y promociones. Le gustó tanto mi forma de trabajar que pasé de bailarín a coreógrafo. Desde entonces, también colaboro en la dirección de sus videoclips y en la gestión del vestuario de los bailarines.
P. ¿Cómo fue, de repente, actuar en el WiZink?
R. Impresionante. No recuerdo bien cuánta gente había: 15.000 o 20.000 personas. Fue el mejor día de mi vida porque era mi cumpleaños y Merche me cantó [rectifica], todos me cantaron el Cumpleaños Feliz.
P. ¿Qué sueños dirías que te quedan por cumplir?
R. Por supuesto “hacer un Bernabéu”, pero sobre todo, irme de tour con un artista: una cantante o una drag queen. Las drag están infravaloradas, para mí están al nivel de Beyoncé. Si una me dice: "Vámonos de gira por España o Latinoamérica", lo dejo todo.
P. Háblame de Madrid, ¿qué trascendencia ha tenido esta ciudad para ti?
R. Toda. Madrid es lo más importante que me ha pasado por la gente que me ha dado: mi familia elegida. Aunque me llevé muchos golpes al llegar con 18 años, también me ha permitido encontrarme y desarrollar mi profesión.
P. ¿Cómo llegó Orgullo de Pueblo de J&B a tu vida?
R. Fue gracias a “mi madre”, Vania Vainilla. Fui a Burgos con mis amigos en una de las etapas de la primera edición y, en pleno show, Vania me animó a subir a bailar. Como estoy loco, lo hice y lo di todo. Mis amigos dijeron que había hecho el ridículo, pero alguien de la marca se acercó, me felicitó y me propuso unirme a la gira. Así empezó todo.
“Orgullo de Pueblo de J&B ha derribado barreras. Ser pioneros en algo así es impresionante”.
P. ¿Cómo describirías tu estilo de baile?
R. Bailo muy femme, con un toque de voguing y comercial, pero lo mío es más performance. Me gusta sorprender, actuar, hacer lipsync..., incluso quedarme quieto en el escenario mientras me arranco la ropa. Para mí, lo importante es crear un show.
P. ¿Qué ha supuesto para ti Orgullo de Pueblo de J&B?
R. Reconciliarme con los pueblos, llevarles la fiesta. Cuando llegas te miran como si fueras un extraterrestre, pero luego de golpe están aplaudiéndote y celebrando contigo.
P. ¿Sientes que derribáis barreras?
R. Sin duda. Nadie había hecho algo así antes. Ser pioneros en esto es algo realmente impresionante.
P. Tanto es así que se ha convertido en un movimiento global, y otras localidades se han inspirado en esta iniciativa y ya están creando sus propias celebraciones.
R. Sí, Orgullo de Pueblo fue la primera, y le ha abierto los ojos a otros pueblos.
P. ¿Crees que es responsabilidad de marcas como J&B visibilizar temas tan importantes y crear cambios positivos en la sociedad?
R. Sí, porque aunque nosotros luchemos, tenemos límites. Las marcas y las personas con influencia son las que realmente pueden impulsar cambios más grandes. Y no todas las marcas lo hacen bien. Hoy hay mucho pinkwashing: usan a personas queer para proyectar una imagen y luego las olvidan hasta el siguiente Orgullo. J&B es diferente, te da un escenario y libertad total para crear y expresarte.
“Las superaciones personales me conmueven mucho porque me siento muy identificado”.
P. ¿Cómo ves hoy el futuro LGTBIQ+?
R. Aunque cada vez tenemos más visibilidad, todavía está todo muy oscuro, falta mucho camino. No estamos aún donde debemos estar.
P. ¿Cómo podemos, como sociedad, seguir tirando abajo clichés y barreras?
R. Dando espacios, como hace J&B. Y también a través de la educación. Los niños deben saber lo que es una persona queer. Hay que aceptar, conocer, normalizar, desde pequeños.
P. ¿Cómo te llevas con lo políticamente correcto?
R. Fatal. Soy intolerante a la intolerancia.
P. ¿Qué locuras personales tienes?
R. Soy un friki de las travestis. Yo me considero una travesti en potencia, pero no me travisto, ni soy drag. En su día lo pensé, pero es mucho trabajo. Es la disciplina más dura de todas, porque además de ser cantante y bailarina, tienes que hacerte tu ropa, tu maquillaje, tus pelucas... Yo me conformo admirándolas y estando en sus vidas.
P. ¿Quiénes son tus drags favoritas?
R. Le Cocó (@jesuislecoco), Vania Vainilla (@vaniavainilla), Johanna Exxo (@johannaexxo) y Sorny (@lasorny). Esas cuartro, porque además de ser artistas increíbles, son luchadoras y hoy las considero familia.
P. ¿Algo que te quite el sueño?
R. El futuro, como a cualquier bailarín. Es una vida precaria.
P. ¿Qué cosas te conmueven?
R. Lloro con las superaciones personales. Una canción, una película... el otro día estaba viendo Canta 2, y no paré de llorar. Las superaciones personales me conmueven mucho porque me siento muy identificado.
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