Yembe!Sessions Omar Tenani

Omar Tenani: “Las Yembe! Sessions son un glitch en Matrix”

El supervisor musical madrileño triunfa con su fórmula de directos puros y reales que sobreviven al ruido del streaming, hoy bajo el impulso de Johnnie Walker 

Yembe!Sessions Omar Tenani

Sebastian Pringle alza la voz. Lleva gorra asimétrica y camisa patchwork. A su lado Queen Kaltum se aferra al otro micro. Canta con dientes perfectos y afro ingrávido imitando breves resoplidos, y en cada línea melódica su postura se rompe.

Se llaman Crystal Fighters y hacen lo suyo. Fuera del encuadre está Omar Tenani: pendiente en la nariz, rostro juvenil. Aunque él no toca ninguna de las notas, “el instrumento” es suyo.

Todo esto sucede en el único bar irlandés de todo Tres Cantos en Madrid. El antiguo esqueleto de un bar irlandés reconvertido en estudio, que ahora vive una nueva reencarnación en forma de Agencia musical. 

Una vez al mes se dejan caer por allí bandas y artistas especiales y tocan en una esquina. Lo hacen enmarcados entre una figura a tamaño real de R2-D2, un precioso sofá de cuero hecho a medida, una bicicleta, un piano y una luminosa ventana convertida en visor acústico como el de cualquier estudio de grabación al uso.... La configuración cambia, pero la esquina es siempre la misma. Invaden ese pequeño monoambiente y tocan relajados pero también furiosamente, logrando que ese sonido al desnudo nos estremezca a todos.

Aquel antiguo bar es el cuartel creativo de Yembe!, la Agencia musical de Omar Tenani; y las actuaciones en cuestión son las Yembe! Sessions: el universo sonoro levantado con paciencia, alma y precisión por el madrileño.   

“Mi carrera está llena de fracasos: discos que nunca publiqué, películas que no llegaron a hacerse... En lo personal, he estado casado, me he divorciado... El éxito siempre llega después del fracaso”. 

Yembe!Sessions Omar Tenani

Aunque fuera de plano, deliberadamente omitido, Tenani es el arquitecto invisible. Es como si las bandas tocasen sobre el silencio que él crea, como si en ese espacio de inteligencia nada artificial, Tenani fuese el único algoritmo.

Ahora es el jienense Chico Pérez quien aporrea las teclas del piano, y los sonidos que crea tienen efectos inmediatos en la boca del estómago. Treinta días después será el turno de Izaro, después el de Siloé o Bely Bastarte, y lo que ocurre en aquel rincón queda registrado y publicado en YouTube.

Omar Tenani es un compositor galardonado, supervisor musical y diseñador de sonido. 

¿Qué le empuja a crear esas explosiones musicales una vez al mes? ¿Qué preocupaciones han vertebrado su carrera? ¿Qué ética late detrás de su sonido? Al hilo de sus Yembe!Sessions, impulsadas por Johnnie Walker desde 2025, radiografiamos la personalidad, trayectoria y filosofía de uno de los profesionales más influyentes de la industria audiovisual española. 

"Si solo quisiera ganar dinero, me limitaría a hacer publicidad y no existirían las Yembe! Sessions” 

Yembe!Sessions Omar Tenani

Pregunta. ¿Qué canción describe tu estado de ánimo actual? 

Respuesta. Acabo de perder a uno de mis gatos, que para mí son compañeros de vida. Entonces estoy un poco ‘tocado’. Por eso la canción que mejor me representa es Everything I Wanted de Billie Eilish.

P. Vaya, lo siento. 

R. [Se encoge de hombros].

P. ¿Qué querías ser de mayor? 

R. En mi primer recuerdo, piloto de aviación. De niño estaba totalmente embaucado por el cine americano en general y Top Gun en particular, pero esa idea fue diluyéndose cuando empecé a madurar e interesarme por la música.

P. ¿Cómo contrajiste el virus musical? 

R.  Todo empezó con un yembé. Un día, un señor lo llevó al parque aquí en Tres Cantos, y nos pasamos horas tocando. Yo conecté rápido con el ritmo y la percusión, y él fue quien me animó al ver que se me daba bien. A partir de ahí, probé con la guitarra y, desde los 13, siempre estuve en grupos donde se respiraba esa ambición de convertirnos en profesionales.

P. ¿Qué estilo de música tocábais?

R.
Al principio heavy y rock, influenciados por bandas como Sepultura, Limp Bizkit o Incubus. Yo alternaba entre la guitarra y la percusión, y el estilo iba cambiando según la época. Tuve muchos grupos, y aunque ninguno llegó a profesionalizarse, nos quedamos muy cerca: tocamos en festivales ante miles de personas, publicamos música, dimos entrevistas...

P. ¿Por qué nunca llegasteis?

R.
Porque jamás conseguimos firmar con un sello, y en aquella época era imprescindible. 

Este tinglado de cables, de micros, de amplificadores, lo ha montado él con amigos. Esta acústica artesanal, es prácticamente suya y todo está al servicio de que el espacio del Pub suene a la altura de cualquier estudio de grabación profesional. “Empecé a estudiar sonido para tranquilizar a mi familia, pero también porque me interesaba. Por primera vez sentí que aprendía algo útil que conectaba con mi pasión, y me metí de lleno en la producción y los estudios de grabación”. 

Entonces llegó su desembarco a televisión: “En el momento de hacer las prácticas acababan de montar Sogecable, el Canal + original, que estaba aquí en Tres Cantos. En la escuela me dijeron que era de los mejores sitios y me pillaba andando desde casa. Fue imposible negarme”. 

P. ...y ahí te metiste en un túnel del tiempo. 

R. Entré diciendo: “Hago las prácticas y me voy de España”, pero me fue imposible. El verano anterior había estado en Londres buscándome la vida y me encontré trabajando en un estudio que pertenecía a los AC/DC. Me voló la cabeza. Solo pensaba en volver. Pero no se dio así. Entré en Sogecable con 21 años y salí 15 años después. Pasé de becario a jefe de todo el departamento de música y sonido de Canal +, el trabajo y la responsabilidad se multiplicó exponencialmente durante la fusión con Movistar, y finalmente quise cambiar de vida.  

“Pinchar en Burning Man fue algo que manifesté. Estar allí en plena tormenta fue salvaje”

Yembe!Sessions Omar Tenani

El escenario es pequeño, discreto, desubicado. El estudio Yembe incluye una figurita de Shiva, la divinidad india –“es un regalo de un viejo amigo que nunca supe dónde poner”–, también una versión actualizada de la Mona Lisa, réplicas de obras de Banksy, referencias a Pink Floyd y Nueva York. La amalgama es ecléctica, preciosa, desconcertante, y desemboca en una sensación muy feng shui. 

P. ¿Cuánto tiempo pasas conectado a la música en un día normal, ya sea trabajando o disfrutando de ella? 

R. Me levanto con listas de novedades en la ducha y me acuesto con playlists diseñadas específicamente para ello. O sea, 24/7.

P. ¿Vives en una lista infinita de Spotify?

R.
Totalmente. Mi vida es una banda sonora sin interrupción. Los algoritmos de Spotify se rompen conmigo.

P. Has ganado 20 premios internacionales y trabajado con marcas como Canal +, Amazon, HBO, Paramount, Apple... Pero, ¿cuáles han sido tus grandes fracasos? 

R. [Risas] Mi carrera está llena de fracasos: discos que nunca publiqué, encargos que prometían cambiarme la vida y se quedaron en nada, películas que no llegaron a hacerse... En lo personal, he estado casado, me he divorciado... Al final aprendes que todo es un ciclo y el éxito viene siempre después del fracaso.

P. ¿Cómo definirías tú el éxito en la música?

R.
Creo que aquí pienso muy parecido a Rick Rubin, el legendario productor musical que también ha reflexionado mucho sobre el arte y creatividad en su libro, que recomiendo 100%. Para mí, el verdadero éxito está en uno mismo y en tener un propósito claro. Rubin ha trabajado con artistas que lo han conseguido todo… y algunos, al lograrlo, se toparon con un vacío tan grande que acabaron quitándose la vida. La música, como cualquier forma de arte, te cobra peaje. Y si solo vas detrás del dinero, ese precio es aún más alto. Pero si lo que te mueve es algo más profundo, más auténtico, entonces el éxito ya está en el simple hecho de crear. 

“Mi vida es una playlist infinita. Los algoritmos de Spotify se rompen conmigo” 

Yembe!Sessions Omar Tenani

P. ¿Quién firmaría musicalmente tu biografía? 

R. Creo que mi temporada de vida actual la firmaría el compositor de The White Lotus: Cristóbal Tapia de Veer. Estoy fascinado con la banda sonora que está haciendo y de alguna manera me ayuda a conectar con la distopía y el caos de la serie, sus personajes... Es apasionante.

P. Tú mismo encarnas caos con los distintos personajes de tu actividad musical. Eres compositor, supervisor, DJ... 

R. Yo siempre digo que tengo muchos sombreros, y en cada una de estas facetas me pongo uno distinto. DJ es algo más personal. Supervisor es más serio: manejar todo el presupuesto de una película supone una gran responsabilidad, pero es apasionante y te deja grandes momentos como el éxito que está teniendo "Mala Influencia", nuestra primera banda sonora para Netflix que se ha colocado número 1 en Streaming global durante toda la semana desde su estreno el 9 de mayo. Publicidad es pura ingeniería: entre la creatividad, los cambios del cliente y la postproducción, no paras. Compositor tiene esa parte más artística de la que surgen otros miedos y retos mucho más intangibles o subjetivos. Es divertido cambiarse los sombreros.

P. ¿Cómo acabaste pinchando en Burning Man? 

R. Fue algo que manifesté. Y, como suele pasar, conocí a la persona adecuada que lo hizo posible. Ir a Burning Man ya era un reto en sí mismo, no por lo económico, sino porque realmente es complicado asistir incluso como público.

P. ¿En qué año fue?

R.
 En 2023, el año de la tormenta. Una experiencia salvaje, una edición épica. Me siento muy agradecido de haber formado parte de algo así.

P. ¿Cuándo entendiste que debía existir Yembe?

R.
Creo que fue algo gradual. En mi otra vida más corporativa viví muchas curvas que me hicieron valorar la libertad de quienes trabajaban por su cuenta. Y aunque lo más fácil –y probablemente más rentable– habría sido hacerme freelance, mi proyecto vital iba por otro camino: una agencia más grande vinculada a este local, con su marca, su web, sus colaboradores… Este formato me permite, justamente, cambiarme el sombrero como quiero... Si solo quisiera ganar dinero, haría publicidad y no existirían las Yembe! Sessions.

P. ¿Estas sesiones ya estaban en el germen de la idea?

R.
Sí, sí, estaban ahí desde el principio. Imaginé todo esto durante el confinamiento. Por suerte, en esa época vivía en un pequeño chalecito adosado. En mi pequeño jardín –con muebles de palés que hice yo mismo y una hamaca que me traje de Ecuador– pasaba el tiempo visualizando cómo sería tener a artistas como La Chica, Maika Makovski o Delaporte tocando en un sitio como este. En ese momento me parecía inalcanzable... y, curiosamente, todos ellos ya han pasado por aquí hace uno o dos años. 

“Estas sesiones son como colarse en el local de ensayo de un artista. Son acústicos profundamente emocionales. La mayoría de la gente que viene acaba llorando”.  

Yembe!Sessions Omar Tenani

P. ¿Cómo eliges a los artistas que participan en las Yembe! Sessions? 

R. Mucha gente cree que invito solo a artistas que me gustan a mí personalmente, pero no es así. Elijo a quienes hacen mejor este proyecto. Y, de vez en cuando, aparece alguno que además me fascina a nivel personal. 

P. ¿De vez en cuando? ¿No dirías que son la mayoría? 

R. No, para nada. Si solo me guiara por mis gustos, este proyecto me encantaría… pero no conectaría con tanta gente como lo hace. Y eso es aún más bonito y seguramente clave para que perdure en el tiempo. 

P. ¿Qué distingue a las Yembe! Sessions de otras fórmulas míticas como las Tiny Desk?

R.
 Nunca ha habido una pretensión de diferenciarnos mucho o inventarnos un formato nuevo. La idea fue hacer algo genuino, con un sonido impecable y una imagen a la altura. Por eso apostamos por alquilar cámaras cinematográficas (Blackmagic), que luego terminé comprando, incluso siendo un proyecto deficitario. Esa inversión marcó el carácter visual de las sesiones. También es muy especial cómo tratamos a los artistas: comemos todos juntos, creamos una pequeña tribu efímera y eso se siente también en el nivel de intimidad que se genera...

P. Yembe recupera la emoción del directo en un formato digital muy íntimo. ¿Cómo definirías esa fórmula? 

R. Es como colarse en el local de ensayo de un artista. En un momento en que todo está hiperproducido, verles tocar al desnudo, sin filtros, es impresionante. Las Yembe! Sessions son eso: acústicos profundamente emocionales. Y la mayoría de la gente que viene acaba llorando.  

“La entrada de Johnnie Walker en el proyecto ha sido cósmica: lo ha cambiado todo” 

Yembe!Sessions Omar Tenani

P. ¿Recuerdas alguna sesión que te haya sobrepasado emocionalmente?

R.
 Más de una vez he tenido que ponerme las gafas de sol para disimular. Pero con ST Woods fue diferente. Terminamos la toma, le di al stop y salí corriendo al baño a llorar. Nos contó que había escrito unas frases esa misma mañana sobre la pérdida, y las cantó aquí. Me tocaron especialmente por mi historia personal. Creo que fue en ese momento cuando entendí, de golpe, la responsabilidad e importancia de este proyecto. Por eso lloré tanto. Fue muy bestia.

P. ¿Cómo conseguiste embaucar al primer artista a hacer una Yembe! Sessions? 

R. Fue Ona Mafalda, una voz muy potente que venía de Nueva York. Un día, sentada aquí en el sofá con su mánager, me preguntaron si podían alquilar el espacio para hacer algo. [Risas] Le dije: no te lo voy a alquilar, te voy a invitar a grabar nuestra primera Yembe! Sessions.

P. ¿Cómo ha sido la entrada de Johnny Walker en el proyecto? 

R.  La entrada de Johnnie Walker ha sido muy cósmica. Conseguir que algo tan indie vaya de la mano de una marca tan grande y global me parece un logro. Y lo mejor de todo es que no ha venido a cambiarnos, sino a potenciar lo que ya éramos. Su apoyo lo está elevando de golpe a la siguiente pantalla: ha hecho que el proyecto sea sostenible económicamente, y eso para mí ya es un sueño cumplido. Yo siempre digo que las Yembe! Sessions son un glitch en Matrix. Que este proyecto siga adelante después de tres años, y que ahora cuente con el impulso de Johnnie Walker, es algo que solo ocurre cuando lo sueñas y empujas con mucha pasión. Además, su entrada ha creado nuevas oportunidades como la colaboración de Borja Insa en la barra y la conexión con The Bar. 

“Desde el primer momento me fascinó cómo Borja Insa crea un cóctel inspirado en los artistas. La palabra “mola” no se compra con dinero” 

Yembe!Sessions Omar Tenani

P. Descríbenos esa experiencia que crea Borja Insa.

R.
Es una colaboración que ha surgido de una manera muy natural, y estoy realmente ilusionado. Desde el primer momento me fascinó cómo Borja Insa –ganador de World Class España 2024– es capaz de integrarse en este espacio y crear un cóctel inspirado en algunos artistas o bandas, al finalizar la sesión La palabra “mola” no se compra con dinero: tiene que ver con autenticidad, con que algo funcione a muchos niveles. Y creo que eso es justo lo que hemos logrado aquí, además de construir un puente muy potente con The Bar.

P. Johnnie Walker lleva años apostando por la música, apoyando festivales, artistas emergentes y creando iniciativas como Caminantes, que surgió para paliar los efectos de la DANA en el sector musical valenciano. ¿Crees que marcas de este calibre tienen la responsabilidad de implicarse en causas culturales? ¿Cómo ves este apoyo?

R
. Creo que es super importante y muy admirable. En estos casos se nota todavía más la humanidad de quienes están detrás de la marca, que demuestran que además de ser increíbles profesionales y super apasionados con lo que hacen, tienen los valores y la responsabilidad necesaria para empujar situaciones tan difíciles como DANA a través de su trabajo y su posición en la industria.

P. ¿Siguen siendo para ti los bares ese lugar perfecto en el que divertirte, socializar y romper toda la virtualidad?

R.
Desde luego. Y el bar en el que yo disfruto de verdad, en donde yo hago terapia con amigos e incluso con el bartender, es la barra de una coctelería. Y creo que ahí hay una magia especial, muy parecida –misteriosamente– a lo que ocurre con Borja Insa en las Yembe! Sessions.

P. ¿Puedes darnos tres nombres de coctelerías que para ti son una apuesta segura? 

R. Santamaría (Ballesta, 6) me encanta, tiene historia y siempre está en mi lista de imprescindibles. Luego está La Mezcaloteca (Humilladero, 28), un templo para los que amamos el mezcal. He vivido allí noches memorables. Y una más reciente: El Internacional (Cedaceros, 11), que es un club coctelería. Sirven hasta las 6 de la mañana, hay un DJ pinchando en la propia barra, vinilos por todas partes y un piano en una sala contigua. Después de la sesión con Chico Pérez fuimos a celebrar allí: él acabó al piano, yo con un cajón flamenco... y se armó una noche inolvidable. 

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