Sara Marcos
Deliciosas ilustraciones
El talento como ilustradora de Sara Marcos (Valladolid, 1981) permite sumergirse en una fabulosa sinestesia: la de activar el paladar frente a su obra gráfica. Lúdica, expresiva y muy contemporánea, su colaboración con La Caprichería de Baileys traza el camino más directo entre belleza y sabor.
¿Cómo contar la historia de un recorrido gourmet? De esa pregunta nació la unión entre Baileys y la creadora pucelana, que ha sabido acompañar, a través de una gran colección de ilustraciones, la epopeya gastronómica que ha vivido la mítica crema irlandesa estos últimos años, al inspirar a pasteleros, cocteleros, baristas y artesanos heladeros en una ruta con parada en más de 400 locales por todo Madrid.
El proyecto demandaba a una artista creativa, con personalidad propia, gusto gastronómico y que transmitiera de forma cercana. Alguien versátil, a quien descubrir, que se inscribiera en la historia de este proyecto. Y el estilo de Sara encajó a la perfección. Su trabajo habla por sí solo: delicioso.
Pregunta. ¿Cómo definirías tu estilo, tu marca personal?
Respuesta. Me gusta huir de la belleza evidente y explorar otros territorios que llamen la atención, sorprendan y capturen de otra manera la mirada del espectador. Imágenes que no estén tan asimiladas se instalan mucho más adentro. No busco hacer dibujos bonitos y obvios.
P. ¿En qué momento profesional crees que te encuentras?
R. En el principio y esto es muy emocionante. Estudié ilustración hace muchos años, pero tuve un bloqueo creativo y paré un largo periodo. Y fue hace poco cuando retomé el camino y ahora todo va muy rápido. Es un momento muy ilusionante. Baileys y este proyecto tienen mucha importancia en mi historia. Están saliendo cosas nuevas continuamente. Estoy trabajando en dos libros infantiles, en mis láminas y calendarios ilustrados. Tocando muchos palos y con la impresión de que queda muchísimo por avanzar.
P. Llama la atención que destaques entre tus inspiraciones “la ausencia de pretensiones”
R. Es algo que forma parte de mí. No me gusta la gente que se da demasiada importancia. Yo prefiero el humor, las cosas divertidas y desenfadadas. Mi obra es todo menos seria.
P. Entre lo físico y lo digital, ¿en qué formato te gusta más moverte?
R. Cuando vi mis dibujos de La Caprichería de Baileys en formatos enormes en grandes escaparates en las calles de Madrid, la verdad es que me emocionó muchísimo. Lo físico me traspasa de otra manera. Lo mismo me ocurre con mi calendario o mis libros con pop-up: me gusta verlos impresos.
P. Dice el ilustrador Jorge Arévalo que, al contrario que al artista, “al ilustrador le ponen la diana y su misión es dar en el centro con la flecha”. ¿Ilustrar es un arte?
R. Yo estudié Bellas Artes después de ilustración. Recuerdo que para mí fue un choque sentir que lo primordial en Bellas Artes no era lo que se veía sino el concepto. La ilustración para mí es un arte aplicado, un medio de expresión al servicio de la palabra y la comunicación. Un concepto diferente al arte.
P. La IA parece que afecta de manera muy frontal al trabajo de un ilustrador.
R. Sí, la verdad es que estamos un poco en shock. Puede ser muy útil, pero también va a quitar mucho trabajo a ilustradores. Está por ver cómo encaja todo, pero es un poco de pesadilla y perturbador. Imagínate: “Hazme una ilustración de una manzana como de Sara Marcos”. Y a lo mejor se parece mucho….
P. ¿Qué sentiste cuando te llamaron para un proyecto como el de La Caprichería para una marca internacional como Baileys?
R. Fue una sorpresa enorme trabajar con una marca con tanta visibilidad. Y sentí mucha gratitud, porque para mí era un salto cualitativo muy potente. También ilusión, ya que la temática gastronómica forma parte de mi universo y me da muchísima libertad a la hora de dibujar. Fue como si los astros se hubieran alineado. Y por supuesto sentí mucha responsabilidad, la de afrontar un proyecto de estas dimensiones. Pero puedo decir que lo he gozado muchísimo: ver mi trabajo en un spot de televisión, en un food truck en pleno Colón o en una caseta en Plaza de España ha sido como un sueño.
P. ¿Qué te ha parecido el resultado?
R. Ha sido un proceso muy bonito y un trabajo en equipo junto con el estudio de La Más Chula y Nuria Cuesta, que me ha ayudado muchísimo a entender la marca y el proyecto. Al resultado no le pongo ni un “pero”. Acostumbrada a ver todo en la pantalla pequeña de un ordenador, hacerlo en grandes dimensiones ha sido muy revelador. Ahora hago murales y pienso en cosas enormes. Mentiría si no dijera que tengo muchísimas ganas de seguir trabajando en este universo de Baileys que tanto me inspira.
P. ¿Dibujas con música? ¿Cuál sería la banda sonora de tu trabajo para Baileys?
R. Siempre trabajo con música. Y ahora también con podcasts. Para La Caprichería la banda sonora sería la neopsicodelia, música muy ambiental que te transporta. De ahí esos elementos que parecen flotar.
P. ¿Eres muy golosa? ¿Qué postre de todos los de La Caprichería escogerías y cuál crearías con tu nombre?
R. Con los años hay momentos en que me apetece un capricho, aunque no lo hago de manera general por dieta y edad. De los que he dibujado, el que más me ha impresionado es el Taiyaki de La Pecera que, además, está espectacular. Si tuviera que crear uno sería la Torrija con Baileys Sara Marcos. Algo así muy casero.
P. Después de un gran trabajo ¿Cuál es tu mejor recompensa?
R. Soy muy social. Juntarme con amigos a tomar algo y pasear al perro que, además de una obligación, es una desconexión para mí.
https://saramarcos.com/
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