Moonlight Experimental Bar, la coctelería de Zaragoza donde puedes beberte La Infancia, El Ego e incluso La Muerte

Borja Insa, pensativo, de pie junto a la barra, dice que está bien. Apenas faltan diez minutos para que abra las puertas de Moonlight Experimental Bar este miércoles a media tarde.

Ahora contempla cómo la luz de la calle de Santiago –en el casco antiguo de Zaragoza– parece matizar el suelo de su local, referente absoluto de la coctelería nacional y proyecto fundado con su pareja, Rocío Muñoz, en 2019. Y eso nos hace fijarnos en sus crocs amarillas y sus calcetines negros. “¿Genio o loco?”, rezaba el titular de nuestra entrevista con él hace solo unas semanas.

Insa es el coctelero del momento. Está atravesando la etapa más dulce de su carrera profesional. Si en 2023 mudó Moonlight a un espacio más grande –“Nos dimos cuenta de que cada fin de semana se quedaban fuera unas 300 personas”–, 2024 ha sido el año de su consagración y sus premios: Bartender revelación en Madrid Fusión, dos estrellas en los ‘Soles Repsol’ y ganador de World Class –los Oscar de la coctelería– en España.

Los dos caminos 

“Tu manera de vivir esta experiencia es responsabilidad tuya”, dice con expresión de reto en su ir y venir entre las mesas.

En la carta de la izquierda, la ilustración de un hombre tumbado en un sofá. En la de la derecha, ese mismo personaje se lanza por un acantilado. “Los 12 cócteles son idénticos en ambas cartas– aclara Insa–, pero puedes beberte Moonlight desde la comodidad de tener la descripción detallada de cada trago, ingredientes incluidos, o de la manera que hemos bautizado como caer al vacío, dejándote llevar únicamente por el concepto del cóctel, su nombre y la frase evocadora de una canción de Kase.O”.

A priori, ambas elecciones podrían resultar inocentes, pero: ¿qué sucede cuando las mezclas contienen elementos como sangre, atún o foie gras? ¿No es acaso una gesta pedir a ciegas? 

Le preguntamos a Insa cómo se bebe en Moonlight. “En muchos locales crean cócteles para que te los tomes y digas: me quiero beber otros diez. Aquí lo que buscamos es que vayas probándolos todos en múltiples visitas. Nuestra carta es como un disco de rap: es imposible entenderlo si escuchas únicamente una canción. Necesitas darle la vuelta a todo el disco”, comenta. 

¿De dónde viene una carta tan simbólica y trascendental?, le preguntamos. “La del año pasado investigaba la evolución humana, desde el paleolítico hasta hoy. Todo lo que aprendimos sobre el exterior nos hizo plantearnos cuestiones internas. Por eso, en 2024, nuestra carta se llama Reflexiones y nace de mirar hacia adentro”, añade.

La creatividad de Borja Insa es un eterno brainstorming. Y no está solo. Regularmente se rodea de otras mentes brillantes. Personas como Itziar Luna, diseñadora de producto, y Ana Felipe, artesana de vajillas, se unen a Mario de los Santos, doctor en química y escritor, Andrés Llena, poeta, Jorge Casasnovas, músico experimental, o el fotógrafo Joan López. Y de esos encuentros nacen locuras sin prejuicios que además se beben. “Buscamos ser innovadores y jugar con la provocación, pero a fin de cuentas esto es una coctelería y debemos privilegiar el sabor”, concede. 

Tampoco falta la figura del laboratorio. Y aunque el de Insa esté estos días inutilizado por una mudanza, de costumbre concentra allí sus experimentos. Equipado con rotavapores, envasadoras al vacío o deshidratadoras, en él nacen y mueren cientos de proyectos cada año hasta lograr dar forma a un número reducidísimo de mezclas ganadoras y sin ninguna objeción para el equipo de Moonlight. 

Antes de marcharnos, recorremos las cuatro zonas del sofisticado local: las mesitas bajas, los bancos confortables, la gran mesa central de tronco de Suar –un árbol de Colombia– y la barra, que en poco tiempo incluirá una esquina-laboratorio donde el equipo de Insa realizará experimentos en directo solo para los afortunados que ocupen esos taburetes. 

Las paredes generan también curiosidad, con cuadros que incluyen letras a mano de canciones del rapero –Outro, La Bella Muerte, Mazas y catapultas y Pequeños lujos, todas pertenecientes a su disco El Círculo (2016) –, bocetos de los cócteles e incluso una emotiva pintura del padre de Insa.

Las últimas canciones son Saint Germain de DJ Cam Quartet, Topdown de Channel Tres y 21 Questions (feat. Nate Dogg) de 50 Cent. Y fluyen por el oído como una mezcla urbana, chic y ligeramente nostálgica y autobiográfica. “La música también es cóctel”, expresa Insa leyendo nuestra mente. Y nos marchamos del local con una certeza: la mejor coctelería, como es el caso de Moonlight, puede ser al mismo tiempo un viaje a la mente de su creador y un camino directo hacia nosotros mismos.